Ficción hereje para lectores castos

GIOVANNI RODRÍGUEZ.

(San Luis, Santa Bárbara, Honduras, 1980)
Estudió Letras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula. Es miembro fundador de mimalapalabra y editor del blog www.mimalapalabra.com.
Durante 2007 y 2008 coeditó la sección literaria del mismo nombre en Diario La Prensa de Honduras. Leer más

martes, 17 de febrero de 2015

Pronto, nueva edición de FHLC


Como parte de un interesante proyecto de mimalapalabra editores, pronto llegará a las librerías una nueva edición de Ficción hereje para lectores castos. Levemente corregida y levemente aumentada. Con nueva cubierta y una foto del autor que evidenciará que ya no tiene los 26 años que tenía cuando escribió la novela ni los 29 que tenía cuando la publicó.

jueves, 28 de junio de 2012

JMartínez sobre la nueva narrativa hondureña

Jorge Martínez escribió este recuento de títulos de la nueva narrativa hondureña en el blog de los Poetas del Grado Cero:
La costa norte hondureña, particularmente San Pedro Sula, parece vivir un momento de entusiasmo literario. No se trata de una incipiente manifestación creativa, sino de un movimiento que se va delineando quizás como el más interesante de Honduras y uno de los más inquietos y maduros de Centro América. No es una generación, sino una confluencia de generaciones que ha producido un alumbramiento de diferentes matices: Rigor estético, innovación, tensión entre la pureza y la crudeza del lenguaje; más confrontativa que pusilánime, más de ruptura que acomodada; más interesada en encontrarse con sus cómplices literarios, que en imitarlos. Cómplices a veces relegados o desconocidos, pero siempre irreverentes, viscerales, sólidos y disonantes. La carencia de un parnaso literario y un sentido de orfandad se han fundido a los rasgos del costeño: descarado y festivo, vehemente y franco. A la intención de comunicar la íntima y absurda cotidianidad personal, se agrega el interés de recrear el propio entorno urbano, de ahí el prosaísmo, y la inclinación cada vez más persistente en novelar la ciudad con cierto desencanto.
Al leer Poff, de Darío Cálix; Las virtudes de Onán, de Mario Gallardo; Las causas perdidas, de Jorge Martínez Mejía; Ficción hereje para lectores castos, de Giovanni Rodríguez; Kathastrophé, de Gustavo Campos, entre otros; sentimos la sensación de algo fallido, percibimos la ruptura de los límites tradicionales de la literatura misma, la invasión de códigos ligados a la carencia de ideales; en fin, de algo agonizante o perdido.
Es el nacimiento de lo nuevo sobre lo anacrónico. No hay reivindicación ni preocupación social, sólo la presencia de una creciente miseria humana. El autor no encuentra motivo literario en el mundo exterior, sino en su interioridad, en sus sueños. Su locución personal está marcada por la intencionalidad antiliteraria de reducir al máximo los tradicionales recursos, y ensanchar el juego con la estructura de la obra, desordenándola a propósito o ridiculizando el “orden lógico”; fragmentándola para emular la incertidumbre de la época.
No es una literatura que pretenda ser recordada por la finalidad moral, sino por la destrucción de lo sublime. De ahí el prosaísmo y las licencias rompiendo el esquema de la lírica tradicional; la irrupción de un humor cínico, grosero, encerrado en el ámbito personal del autor mismo, apenas camuflado.
Se trata de una queja ante la barbarie, de un grito señalando la muerte de un perverso dominio de lo falso, de lo acartonado, del clisé, de la tradición presumida.
El rechazo al sentimentalismo y el desbordamiento de una actitud torva, impasible, antiparnasiana; la mofa al falso olimpo, a la lírica, a la estética, a la objetividad. El culto a la expresión salvaje y la bienvenida sin tapujos al YO triunfante del autor que retorna, después de andar perdido entre camisas, a su ÁLTER EGO REAL, es decir, a sí mismo.
La nueva narrativa de la costa norte no está en ciernes. Cabalga con el apocalipsis.

domingo, 2 de enero de 2011

Comentario en La obsesión de Babel

En su ya tradicional recuento de lecturas de fin de año, Mario Gallardo dice:
En materia narrativa, aunque se publicaron, y premiaron, tres que cuatro cosas, lo más relevante que se pudo conseguir fue Ficción hereje para lectores castos (Giovanni Rodríguez) y Los inacabados (Gustavo Campos), dos muestras de lo que se está produciendo en la zona norte en el marco de un singular proceso cultural que ya ha sido cartografiado, entre otros, por críticos competentes como Helen Umaña, Sara Rolla y Hernán Antonio Bermúdez.

Comentario de Jairo Rodríguez

Gracias a Jairo Rodríguez, ex compañero de la carrera de Letras en la UNAH-VS, quien comenta en su blog Honduras Literaria la presentación de mi novela ante un grupo de estudiantes de periodismo hace varios meses:
Ha pasado ya un buen tiempo desde que mostramos algo sobre la obra titulada "Ficción hereje para lectores castos", escrita por el colega G. Rodríguez (su apellido no acusa parentesco alguno conmigo, jejeje). He decidido pues rendir algo más que me encontré recientemente en su blog personal y por ello lo comparto aquí.

Antes bien, quiero comentarles que durante la primera semana de agosto, tuvimos el grato placer de asistir a un conversatorio suscitado en el aula 306 del edificio 1, en la UNAH-VS, donde el Lic. Jesús Rivera invitó al autor de dicha obra para que fuera "apedreado" por un grupo de ya lectores de la obra.

Debo aclarar que el evento se hizo sin alboroto publicitario, ya que era una exclusividad para universitarios y aún así, por incultura o por motivos de fuerza mayor, algunos compañeros del área de letras no hicieron acto de presencia (lo cual me pareció de poca voluntad).

Al inicio, nadie quería tirar la primera pedrada, pero Gio R. rompió el hielo y comenzó a volver ameno el asunto, hasta que por fin, ya desenvuelto el tamal, los demás decidieron ser partícipes en lugar de sillas vacías. Las preguntas, a mi parecer, fueron realmente acertadas, no desenfocadas, había pruebas de una lectura previa del material, lo cual conlleva algo positivo luego de que en una conferencia un mes antes se había afirmado que los hondureños estadísticamente no leemos más de 1 libro anualmente.

La reunión llevó poco más de 1 hora, y fue notoriamente satisfactoria, para mí como lector, como colega, como universitario y como hondureño, fue un buen ejemplo de eventos literarios.

Sólo me queda felicitar a mi colega Gio R. por su magnífica obra, contenida en color urbano, con personajes claramente reales pero con un manto de ficción que le da ese toque exquisito de la literatura moderna.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Nueva reseña, de FLHenríquez


Le dije al autor de esta reseña, Fausto Leonardo Henríquez, que no comprendía muy bien su intención al decir lo que dice en las últimas líneas, pero él quería mostrarse generoso al escribirla, a pesar de que además de poeta y crítico literario, es sacerdote -y los sacerdotes son blanco fácil en algunos tramos de la novela-. Pero como aclara en este texto, la novela "no es herética en el sentido teologal", y él, que suele leer con atención, se da perfecta cuenta.

Ficción hereje para lectores castos. Giovanni Rodríguez. mimalapalabra editores. San Pedro Sula, Honduras. 2009.

Es la primera novela de este connotado joven escritor catracho. La narración, limpia y suelta, lleva al lector hacia territorios poco frecuentados. La complicidad de unos jóvenes, burlones, libres, les permite acometer aventuras divertidas y a la vez provocadoras. El autor, a caballo entre la memoria adolescente y el garbo de la juventud, hilvana la trama de Ficción hereje para lectores castos con amplio conocimiento de aquello que narra. Es ficción, pero también realidad. Los hechos narrados, adobados satíricamente con la ironía, de alguna forma reflejan el universo religioso local hondureño. Esos hechos, en suma, se convierten en argamasa de la imaginación fictiva. Esta novela de Rodríguez no es herética en el sentido teologal, sino en el orden literario. Es decir, los personajes, socarronamente, ridiculizan a los «comerciantes de la fe» y desacralizan aquello que, para muchos, tiene un sentido y ocupa un lugar capital en su vida personal y de asociación religiosa. Las ronchas pueden salir si nuestra sensibilidad olvida que estamos ante una obra de ficción. No es una novela contra la fe cristiana, sino contra falsos modelos creados en torno a ella y contra los farsantes que la han convertido en fuente inagotable de lucro. Y, claro, a la hora de chapear el brocal, también recibe sus filazos la yerba buena. Una novela entretenida para leer con fruición, para crear opinión y discutir. A mi juicio Ficción hereje para lectores castos tiene el sino que tuvo la primera obra de Gabriel García Márquez, La hojarasca; o La Ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Una comparación que no es odiosa si pensamos que el futuro de Rodríguez empezó a pasar de la ficción a la realidad.





jueves, 20 de agosto de 2009

Lectura casta de una ficción hereje

No se trata de alegrarse porque ante el examen de la crítica el libro salga bien parado sino tan sólo de que a medida que el tiempo pase surjan más lecturas atentas y despojadas de prejuicios, lecturas minuciosas y reveladoras, como esta de Sara Rolla que posteo a continuación:

Conocíamos el lado serio y metafísico -pero, afortunadamente, jamás solemne ni ruidoso- de la personalidad literaria de Giovanni Rodríguez, a través de su excelente obra lírica (le vengo siguiendo la pista desde que, hace unos cuantos años, me tocó ser jurado en varios concursos con los que se fue abriendo camino en esta selva oscura). Y no nos sorprende que en su novela recién publicada (Ficción hereje para lectores castos, Edit. mimalapalabra) muestre, como lo han hecho tantos grandes autores (Quevedo, paradigmáticamente), su vena humorística, la que se corresponde en forma tan natural con su carácter (sonrisa siempre en ristre e ingenio socarrón a flor de labios, como buen santabarbarense).
Celebramos la aparición de esta obra, que viene a confirmar que la narrativa hondureña de calidad no está muerta y que sigue asociada a una visión crítica y desmitificadora del ámbito nativo, mediante el filtro lúdico (Bähr, Escoto y Castillo son categóricos antecedentes).

El ánimo carnavalesco es notorio, pero no fluye en forma caótica sino muy controlada. Corre por cauces un tanto clásicos, aunque el ingenioso juego autoral que culmina en el “post scriptum” y las sutilezas intertextuales muestran el entronque con la mejor narrativa contemporánea.

Tanto en lo idiomático como en lo estructural, el texto está concebido y balanceado con extrema prolijidad, con un habilidoso aprovechamiento de recursos consagrados por la novela tradicional, como los paratextos empleados en el encabezamiento de los capítulos, de grata recordación para el lector inveterado del género.

Un juego estructural en clave cervantina preside la novela: el narrador es, en realidad, “editor” de un texto anónimo que ha llegado misteriosamente a sus manos. Y ya el título mismo anticipa dos elementos nucleares: la autorreferencialidad (se anuncia como “ficción” –no pretende crear una ilusión de vida- ) y el carácter burlesco (al caricaturizar tanto al texto como al lector).

De entrada, como vemos, irrumpe en la obra el juego metatextual. En el prólogo, el relator se “desentiende” de la autoría y deja flotando la duda sobre la misma, situación que anuda el inicio con el fin de la novela (el prólogo con el epílogo). Pero no sólo la autoría está en entredicho -las hipótesis en este sentido desembocan sorpresivamente en el excelente “post scriptum”-, sino también la verosimilitud de lo narrado: “vida ficticia o real”, “información o ficción” son los interrogantes que, apuntados en el prólogo, recorren la lectura de inicio a fin.
Por cierto, el plano de “lo real” asoma como un guiño a los conocidos del autor, cuando el “editor” de la historia menciona que fue empleado de la Secretaría de Cultura en el solar nativo, con lujo de referencias (año y cargo). Y también se pueden reconocer varios individuos y rincones del ámbito local en los que se basan los personajes y ambientes de la ficción.
Humor fino y grueso, irreverencia y naturalidad expresiva campean en esta novela, en la que el tono corresponde a la intención paródica. Hay un parentesco, consciente o no, con la picaresca. El tema del hambre, clásico del género, se destaca, junto al simbólico olor a mierda, en las brillantes páginas finales. Como en las grandes novelas de esa corriente, el texto pone, decididamente, el dedo en la llaga de una sociedad hipócrita.

En la trama de la obra hay una especie de “retrato del artista adolescente” en clave jocosa y múltiple. Por momentos, puede impresionar como una ficción un tanto ligera y frívola; pero, en definitiva, revela su condición de mascarada que deviene en una crítica feroz, de estirpe erasmista, de un territorio minado: el de la poderosa “industria de la fe”.

La experiencia de muchas y buenas lecturas y el oficio poético con sus exigencias de rigor expresivo abonaron el camino de esta primera novela de Giovanni Rodríguez. Su inicio en el género es más que auspicioso, y quedamos esperando más.

San Pedro Sula, 24 de junio de 2009

lunes, 20 de julio de 2009

Presentación en el Museo de Antropología e Historia

Justo el día en que las Fuerzas Armadas retenían el material para la encuesta sobre la cuarta urna y Mel Zelaya, acompañado de una multitud, llegaba a reclamarlo, se realizó la presentación de FHLC en el Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula. Llegaron pocas personas, me dicen, unas 25, lo cual se debió seguramente al temor generalizado de que con las manifestaciones a favor o en contra de la iniciativa de Mel las calles del centro de San Pedro se volvieran peligrosas. Pero la presentación se realizó de todas maneras. También Murvin Andino presentó su primer libro de poesía, Corral de locos, así que se habló tanto de la poesía de Murvin como de mi novelita. Como yo no podía estar presente, les envié a Gustavo y Ricardo este vídeo de ocho minutos en el que aparezco, con unas cuantas cervezas en la cabeza, hablando sobre el libro.